La isla de la Palma, precursora en Canarias de la gestión de residuos orgánicos

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La Palma es la primera isla de Canarias en impulsar la separación selectiva de biorresiduos domésticos, es decir, aquellos biodegradables  de origen alimentario y vegetal, que se generan en los hogares, empresas y comercios y que van a parar a los denominamos contenedores marrones para su reutilización en la elaboración de compostaje.

En diciembre de 2015 el Consorcio de Servicios, órgano dependiente del Cabildo Insular de La Palma, implantó, en colaboración con el Ayuntamiento de El Paso, un primer proyecto piloto de servicio de recogida de residuos orgánicos.

A este  municipio se unieron Fuencaliente y Los Llanos de Aridane en 2016 y Villa y Puerto de Tazacorte en 2018, incorporando en toda la zona oeste de la isla el conocido como ‘quinto contenedor’ a los cuatro depósitos tradicionales de separación de residuos (amarillo, verde, azul y gris).

Desde entonces, la recogida de residuos orgánicos se ha casi triplicado en La Palma en tres año, llegando a superar las 615 toneladas en 2019, lo que supone un 27% más con respecto al año anterior.

Aprender a reciclar

Para potenciar la separación y aprovechamiento de la materia orgánica del día a día, aparte de la instalación de un quinto depósito de basura, también es necesaria una conciencia ciudadana.

El gerente del Consorcio de Servicios, Álvaro Duque, destaca una de las objetivos prioritarios de este organismo es precisamente informar a la ciudadanía y los negocios de restauración sobre la puesta en marcha del servicio. Entre las acciones que se han impulsado, destaca la puesta en marcha de una campaña itinerante, bajo el lema ‘Cinco cubitos tienes ahora’ sobre buenas prácticas para la separación de residuos que incluía el reparto entre la población bolsas compostables y pequeños cubos marrones para facilitarles la separación de estos residuos.

¿qué se hace con los residuos orgánicos?

La puesta en marcha de este sistema de recogida selectiva de residuos domésticos está acompañada de otras medidas destinadas a promover la reutilización y el reciclaje de estos residuos entre los habitantes de la isla.

En la actualidad, un total de 20 centros educativos de la isla trabajan de manera conjunta con el Consorcio de Servicios para que los más pequeños conozcan el ciclo de los biorresiduos.

Mediante la entrega de composteras los estudiantes conocen la necesidad de separar los desechos para que estos puedan gestionarse y convertirse en abono natural para huertos y jardines. De esta manera, comienzan a definirse unos hábitos más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente

El proyecto ha tenido una buena acogida desde su inicio en el curso 2018-2019 y ha despertado el interés de diversos centros educativos, que han contactado directamente con el Consorcio para pedir una compostera.

El principal objetivo que se marca el Consorcio de Servicios para este 2020 es ampliar la recogida de los residuos orgánicos de la isla. Para ello, el ente cuenta con el Manifiesto por una isla limpia y sostenible, un documento que tiene como objetivo implicar a las administraciones públicas y privadas en el compromiso por el cuidado del medio ambiente dentro de la campaña de implantación del quinto contenedor.

Un modelo a seguir

Actualmente son pocas las localidades de Canarias que tienen este tipo de depósito en las calles, aparte de la isla de La Palma, en Tenerife los ayuntamientos de La Laguna y Santa Cruz están comenzando a instalar el contenedor marrón en algunas zonas. También en Gran Canaria la Mancomunidad del Sureste, constituida por Santa Lucía de Tirajana, Ingenio y Agüimes, inició una campaña a finales de 2019 para la de recogida de residuos orgánicos con 100 nuevos contenedores para los desechos de materia orgánica.

El Gobierno de Canarias se ha fijado como tope 2024 para implantar en todos sus municipios el contenedor marrón, una fecha que coincide con la fijada por la Unión Europea.

Fuera del archipiélago canario, sólo Madrid, Cataluña, Euskadi y Navarra ofrecen este servicio en sus territorios, por lo que el contenedor se convierte en un verdadero reto para España.