Contaminación del aire

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A lo largo de la última década, muchas organizaciones han pedido una mayor concienciación sobre los riesgos que supone la contaminación que experimenta nuestro aire en las últimas fechas. Los daños que ha experimentado nuestro planeta, a los que hemos aludido en artículos como la contaminación del agua, se han minimizado en un porcentaje aún insuficiente.

La creciente implicación de instituciones y organizaciones por reducir la huella que dejan las fábricas o los automóviles marca una tendencia a seguir e incrementar. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió en su informe de 2012 que ese mismo año unas 7 millones de personas fallecieron a causa de la exposición a la polución. Este dato supone que el número de muertes relacionadas con este fenómeno se ha duplicado respecto a anteriores estimaciones.

A ello hay que sumar uno de los últimos estudios de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, la cual clasificaba la contaminación del aire como factor potencialmente cancerígeno. Fuentes cercanas aseguraban que existían pruebas suficientes de que había relación entre la inhalación del aire contaminado y el cáncer de pulmón.

El mensaje concienciador tiene dos vertientes bien claras. El propio ciudadano debe aportar su grano de arena optando por el transporte público y aligerando el tráfico que afecta a nuestro entorno, especialmente en las grandes ciudades, donde el flujo de vehículos es mayor y, por lo tanto, los niveles de toxicidad son más elevados. De ahí que transportes públicos como el Tranvía de Tenerife sean una opción más limpia para nuestros desplazamientos.

Del mismo modo se debe captar la atención de las grandes industrias. Las fábricas contaminan el aire a través de emisiones de restos de combustible. Éstas incluyen dióxido de carbono, metano y óxido nitroso. La combustión crea estos contaminantes tóxicos. Tampoco podemos olvidar los procesos industriales que también despiden emisiones hechas por el hombre tales como los gases que contienen flúor.

Una vez más es necesario un punto de vista más general, y atendiendo al cambio climático. Esta es sólo una de las vertientes por las que el ser humano está dañando el ecosistema, algo que asociaciones de ecologistas no dejan de recordar cada año donde las cifras negativas aumentan y sólo algunos sectores mejoran a pasos aún muy reducidos.

En el caso de Canarias, a pesar de la falta de recursos que ha provocado la crisis, estos cambios aplicables al sistema de transporte público, con guaguas más sostenibles y ampliaciones de la línea del Tranvía, unido a la concienciación que están demostrando importantes empresas del archipiélago con la reducción de emisiones y prácticas más sostenibles, nos hacen pensar que estamos en el buen camino pero que aún queda mucho camino por andar.