Frente al sistema económico actual, basado en un consumo de ‘usar y tirar’, nace el concepto de economía circular con el que se aspira a reducir todo lo posible la generación de residuos dentro de los ciclos productivos y plantear un nuevo modelo económico que subsane y corrija los excesos del crecimiento desmesurado, principalmente en su dimensión medioambiental.
El objetivo no es otro que potenciar la reutilización de los recursos e incorporar los posibles desechos dentro del ciclo productivo, ofreciéndole la mayor vida útil posible dentro del ciclo productivo. En definitiva, se trata de desvincular el crecimiento económico del consumo finito de recursos para romper con el modelo económico lineal y sustituirlo por uno circular en armonía con el medio ambiente.
Avanzar hacia una economía más circular podría generar beneficios, incluida la reducción de la presión sobre el medio ambiente; mayor seguridad en el suministro de materias primas; y aumento de la competitividad, la innovación, el crecimiento y el empleo.
Sin embargo, también existen desafíos, como las finanzas, los facilitadores económicos clave, las habilidades, el comportamiento del consumidor, los modelos comerciales y la gobernanza multinivel.
En el año 2014, la Comisión Europea adoptó la comunicación Hacia una Economía Circular: Un programa de cero residuos para Europa, en la que la fijaba una serie de pautas para implementar un nuevo modelo de desarrollo.
Un año después, en 2015 aprobó un Plan de Acción, que incluía 54 acciones para apoyar la transición hacia una economía circular. En concreto, las medidas aprobadas afectaban a las diferentes etapas del ciclo de vida de los productos (diseño y producción, consumo, gestión de residuos y aprovechamiento de los recursos contenidos en los residuos mediante su reintroducción en la economía) y a cinco áreas que la Comisión considera prioritarias (los plásticos, el desperdicio alimentario, las materias primas críticas, la construcción y la demolición y la biomasa y productos con base biológica). Así mismo, el plan contempla también un apartado horizontal relativo a la innovación y a las inversiones y un calendario para las 54 medidas.
Tres años después de su adopción, en 2019, la Comisión Europea realizó un informe de los resultados obtenidos con el mismo, en el que se concluye que dicho plan ha contribuido, entre otras cosas, a crear empleo y oportunidades de negocio en la UE. Así, en 2016, los sectores pertinentes para la economía circular empleaban a más de cuatro millones de trabajadores, lo que supone un aumento del 6 % con respecto a 2012, mientras que las actividades circulares como la reparación, la reutilización o el reciclaje generaron un valor añadido de casi 147 000 millones de euros y fueron objeto de una inversión de aproximadamente 17 500 millones de euros.
Este mismo informe recogía la nueva normativa adoptada, como el nuevo Reglamento de Fertilizantes o la Directiva sobre instalaciones portuarias. Además, señala que la economía circular debe ser una de las columnas vertebrales de la estrategia industrial de la UE, introduciendo la circularidad en nuevos ámbitos y sectores, y debe convertir en norma la evaluación del ciclo de vida de los productos y ampliar tanto cuanto sea posible el marco de diseño ecológico.
A principios de 2020, la Comisión adoptó un nuevo plan de acción para implementar el modelo de economía circular. El Green Deal o Pacto Verde Europeo, una hoja de ruta para dotar a la UE de una economía sostenible a través de un plan de acción dirigido a
- impulsar un uso eficiente de los recursos mediante el paso a una economía limpia y circular
- restaurar la biodiversidad y reducir la contaminación.
Entre los principales retos a los que se enfrenta la Unión Europea a la hora de implementar este modelo económico más sostenible son:
-Fabricar productos sostenibles que respeten las normas de la Unión.
-Ofrecer herramientas a los consumidores y los compradores públicos para que contribuyan a su implantación.
-Focalizar la atención en sectores económicos que usan más materias primas y asegurar la que se producen menos desechos.
Retos en España
En línea con la política europea, en Gobierno de España aprobó destacar la Estrategia de Economía Circular 2030 en la que se marcan una serie metas cuantificables al final de la década.
• Reducir en un 30 % el consumo nacional de materiales en relación con el PIB, tomando como año de referencia el 2010.
• Reducir la generación de residuos un 15 % respecto de lo generado en 2010.
• Reducir la generación residuos de alimentos en toda cadena alimentaria: 50 % de reducción a nivel del hogar y consumo minorista y un 20 % en las cadenas de producción.
• Incrementar la reutilización y preparación para la reutilización hasta llegar al 10 % de los residuos municipales generados.
• Reducir la emisión de gases de efecto invernadero por debajo de los 10 millones de toneladas de CO2.
• Mejorar un 10 % la eficiencia en el uso del agua
Según un informe de la Fundación COTEC para la Innovación, publicado en 2019, el panorama de la Economía Circular en España y las iniciativas en este ámbito son todavía incipientes, y las medidas adoptadas se centran, principalmente, en las políticas ambientales de la fase final del ciclo económico, tal como la gestión de los residuos, el aumento del reciclado y la reducción de los vertidos, apoyadas en iniciativas como el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR, 2016-2022).