Nuestra labor, a juicio

Es hora de asumir tanto nuestros errores como nuestras virtudes hemos de asumirlos y declararlos por lo que proyectamos, en cierta medida, refleja bastante lo que hubiéramos tenido que avanzar y no llegamos a impulsar, desarrollar, o bien, en muchos casos, ni a interiorizar. Ahora bien, en nuestro quehacer, no sólo se cuestiona nuestra gestión, sino la forma de vivir en la Tierra y el tipo de relación que mantenemos con ella. 

Por esto, hoy nos preguntamos ¿qué ha aportado La Tirajala?

Lo que distinguimos en nuestros estilos de vida es la contradicción que existe entre la forma de conducirnos por nuestra cultura, su economía política, su individualismo y su consumismo, y por la de los procesos naturales de nuestro planeta vivo, la Tierra. Ambas formas son incompatibles. La primera apunta a competitiva, la segunda a entendimiento, a unidad. La primera tiende a excluyente, la segunda, a comprensiva, a fraterna. La primera pone su valor principal en el individuo, la segunda en el bien de todos. La primera da centralidad a la mercadería, la segunda a la vida en todas sus formas. Si no hacemos algo esta incompatibilidad nos llevará a un gran problema.

Los problemas son el calentamiento global y la superpoblación humana. El primero es el resultado de los impactos que nuestra civilización produce en la naturaleza, que conlleva la emisión anual de miles de millones de toneladas de dióxido de carbono y de metano, que comporta la aceleración del deshielo del suelo congelado de la tundra siberiana, todo conduce a que en los próximos decenios exista un calentamiento de cuatro a cinco grados centígrados que devastaron gran parte de la vida sobre la Tierra. El segundo problema, el crecimiento de la población humana, hace que se exploten más bienes y servicios naturales, se gaste más energía, se creen más residuos y se lancen a la atmósfera más gases productores del calentamiento global.

No podemos creer que los recursos son inagotables, puesto que sí lo son. Además, la prosperidad y el individualismo no han aportado felicidad sino altos niveles de soledad, de depresión y violencia.

Las estrategias para controlar esta situación amenazante prácticamente son ignoradas por los gobiernos y por quienes toman las decisiones. Esto se debe al arraigado individualismo de la sociedad, lo que ha impedido que en las reuniones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) se haya llegado a un consenso. Cada país ve únicamente su interés y es ciego al interés colectivo y al planeta como un todo, y así nos vamos acercando poco a poco a un abismo. Nuestro gran problema es la tendencia a devastar la naturaleza para satisfacer nuestros deseos.

Para combatir esto, desde la Fundación La Tirajala hemos impulsado durante muchos años proyectos para formar e informar sobre el concepto de RSM a través del trabajo en equipo y fomentando el compromiso con la sostenibilidad en la isla de Tenerife. El objetivo de esto ha sido llegar a más proyectos de calado que generen no sólo sostenibilidad, sino una contribución a la recuperación económica y medioambiental. Asimismo, destacamos la importancia de la comunicación e internacionalización en todos nuestros proyectos, entre los que destacamos nuestra colaboración con el proyecto europeo El mundo que quieres, con el Clima que quieres y formamos parte de la Red Pacto Mundial España.