El trasfondo ideológico y ético que inspira el documento comunitario “estrategias de responsabilidad social”, conocido como Libro Verde de la RSE, apunta un cierto sesgo ideológico antiglobalización, entendemos que por los riesgos que acechan al propio sistema económico y por la trascendencia que revisten las actuaciones empresariales o corporativas y las personales para el medio ambiente.
Por ello, en gran medida, emana en la sociedad comunitaria una fuerte corriente ideológica que exalta la RSE con el propósito de afianzar su implantación y minimizar en la medida de lo posible los efectos de ese automatismo del mercado que no beneficia al medio ambiente. Instituciones, empresas e individuos cada vez más asumen que la RS es una exigencia inherente a todos por pertenecer a la vida social.
La preocupación de la sociedad por la actuación institucional y empresarial, las posturas enfrentadas, los argumentos a propósito de una estructura de hegemonía de la razón concertada, la visión de empresa, la visión de país, el desmantelamiento progresivo del estado del bienestar, el creciente deterioro, en sentido amplio, del medio ambiente, etc. insta a que colectivos, instituciones, organismos y empresas, e individuos asuman su responsabilidad social medioambiental, que deberá traducirse en unos planes de acción determinados y una práctica diaria que realmente refleje el compromiso.
Entendemos que es urgente cimentar un programa de RS Medioambiental dado el estado actual y su tendencia “preocupante”, situación que en un futuro inmediato puede pasar de “preocupante” a “alarmante”. Por ello, en la medida de nuestras posibilidades, queremos actuar para evitar el futuro visualizado y eso sólo se conseguirá si somos conscientes de ello y ejercitamos nuestra imaginación para suscitar medidas creativas de impacto que garanticen un desarrollo económico sostenible y equilibrado.