Protocolo de Kioto

El Protocolo de Kioto es un esfuerzo internacional para controlar los efectos nocivos de la acción humana sobre el medio ambiente en el que se entrelazan aspectos ecológicos, económicos y de justicia global. Un problema de todos que requiere también la participación de todos. Los paneles de ciudadanos estimulan el debate social y promueven la implicación de los ciudadanos en cuestiones que, como ésta, son al mismo tiempo científicas, técnicas, sociales, económicas y políticas.

El objetivo principal del tratado es reducir, entre los años 2008 y 2012, en un 5,2 por ciento (respecto a los niveles de 1990) las emisiones a la atmósfera de los seis gases que provocan el efecto invernadero: el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, el hidrofluocarbono, el perfluorocarbono y el hexafluorocarbono de azufre.

En total lo han ratificado 141 naciones que arrojan a la atmósfera aproximadamente el 61 por ciento de los gases contaminantes de todo el planeta. Para entrar en vigor, el acuerdo establecía que debía ser ratificado al menos por 55 países cuyas emisiones representaran el 55 por ciento de esas emisiones. Estados Unidos, India y China, tres de los países más contaminantes del planeta, se retiraron del acuerdo Estados Unidos, la nación que más contamina, representaba el 23,1 por ciento de las emisiones del mundo en el 2000 - cuatro veces más que Rusia, el segundo país más contaminante.

Los países firmantes adquieren el cumplimiento de unos objetivos cuantificados, que varían según el volumen de emisiones contaminantes que emitían a la atmósfera en 1990. Así, por ejemplo, Japón debe reducir este volumen en un 6 por ciento; la Unión Europea en un 8 por ciento; Rusia y Nueva Zelanda pueden mantenerlo y Noruega, aumentarlo. En una medición en el año 2002 España y Portugal estaban 40,5 puntos porcentuales por encima de los niveles de 1990, según los datos de la ONU. Mónaco, Irlanda, Grecia, Nueva Zelanda y Canadá también están muy por encima de los niveles de 1990. Las emisiones de Estados Unidos están 13,1 puntos porcentuales sobre el punto de referencia de Kioto. Muchas de las naciones ex comunistas están por debajo del objetivo.

Como el acuerdo se firmó antes de que se ampliara la Unión Europea a los 25 miembros, cada uno de los estados miembro tiene sus propias obligaciones. En el caso de España podía aumentar sus emisiones en un 15 por ciento respecto a las de 1990. Sin embargo, como éstas se han incrementado en los últimos años en un 45 por ciento, su principal tarea será la de reducirlas en un 30 por ciento. España es el país de la UE que más se aleja de su compromiso.

El Protocolo de Kioto incluye una serie de mecanismos para facilitar el cumplimiento de los objetivos a los diferentes países. Entre estos, el acuerdo permite comprar o vender derechos de emisión de gases de efecto invernadero. De esta forma un país como Noruega que emite una cantidad de gases menor al que se le ha consignado, puede vender este excedente a otro país que lo supere. La tonelada de CO2 viene a costar entra 5 y 10 euros. Además los países podrán compensar su exceso mediante inversiones en tecnologías limpias en terceros países.