Ecoeficiencia y Ecoinnovación

La Ecoeficiencia fue acuñada en 1992 por las compañías pertenecientes al World Business Council for Sustainable Development (WBCSD). La Ecoeficiencia se alcanza al proporcionar bienes y servicios a un precio competitivo, que satisfagan las necesidades humanas y aporten calidad de vida, al tiempo que reducen progresivamente el impacto ambiental y la intensidad de recursos a lo largo del ciclo de vida, hasta un nivel compatible con la capacidad de carga estimada del planeta.

El WBCSD identifica siete elementos para la generación de la Ecoeficiencia:
 
     1) reducción en la intensidad material,
     2) reducción en la intensidad energética,
     3) reducción en la dispersión de sustancias tóxicas,
     4) aumento de la reciclabilidad,
     5) maximización en el uso de renovables,
     6) aumento en la duración del producto e,
     7) incremento en la intensidad del servicio.

La Ecoeficiencia es una filosofía de gestión que permite, mediante un proceso de mejora continua, guiar y medir la práctica ambiental de las empresas. Su puesta en práctica es sin duda una condición necesaria para minimizar el impacto ambiental en el entorno de la actividad empresarial.

La Ecoinnovación supone la introducción de mejoras ambientales más radicales en los productos, las tecnologías o en la organización, va más allá de las mejoras aportadas por la Ecoeficiencia, por tanto, responde con mayor eficacia a las apremiantes exigencias del desarrollo sostenible y ayuda a fomentar la competitividad de las empresas.

Ahora bien, en muy pocas ocasiones las mejoras incrementales de la Ecoeficiencia añaden un valor visible a los bienes producidos y, por lo tanto, difícilmente aportan una ventaja competitiva a las empresas que los comercializan, lo que supone una carencia para su implantación dado que sólo está supeditada a su voluntarismo, responsabilidad. En cambio, la Ecoinnovación aunque es más compleja si añade un valor comercial visible. En cualquier caso, los movimientos más recientes en materia de RSE son patrimonio de un reducido número de empresas, y no están necesariamente orientados al proceso de innovación.

Entendemos que los sistemas de gestión medioambiental (ISO 14001, EMAS) favorecen a impulsar la Ecoeficiencia y la Ecoeinnovación aunque la búsqueda voluntaria de la Ecoeficiencia y la Ecoinnovación minimiza el impacto ambiental en el entorno de la actividad empresarial, responde al compromiso ético aunque puede que no añada un valor visible a los bienes producidos.