Actividades de Rescate Etnográfico

Reviviendo las costumbres y tradiciones campesinas: ¿Cómo hacer que las costumbres y tradiciones más auténticas no se pierdan en la vorágine cultural de la globalización actual? ¿Cómo implicar a los habitantes de un lugar en la preservación de su propio patrimonio etnográfico? La misión no es sencilla y requiere de propuestas imaginativas y originales más allá de la labor recopilatoria de museos e investigadores. Las manifestaciones de rescate etnográfico, cada día más numerosas en Tenerife, son una de estas fórmulas. El éxito que obtienen estas combinaciones de acontecimiento cultural y festividad popular han impulsado su desarrollo en la Isla.
La Ley de Patrimonio Histórico de Canarias, de 1999, recoge la necesidad de “recopilar y salvaguardar la información relativa a los bienes etnográficos que no constituyan objetos materiales, tales como el patrimonio oral relativo a usos y costumbres, tradiciones, técnicas y conocimientos, para su transmisión a las generaciones futuras, promoviendo para ello su investigación y documentación”.

En esa misma Ley se define el patrimonio etnográfico de Canarias como el compuesto por “todos los bienes muebles e inmuebles, los conocimientos, técnicas y actividades y formas de expresión y transmisión, que son testimonios y expresión relevante de la cultura tradicional del pueblo canario: oficios, habilidades y técnicas relacionadas con la producción y manipulación de materiales y recursos naturales; las manifestaciones de la cultura tradicional y su soporte comunicativo: medicinas y remedios populares, el patrimonio oral, folclore musical en general, indumentaria y gastronomía; las manifestaciones relativas a juegos, fiestas, bailes y diversiones tradicionales; los deportes (...), etc.”.

Es en este ámbito donde se sitúan las actividades de rescate etnográfico, dirigidas a “recuperar” aquellas costumbres y tradiciones que, vinculadas de forma mayoritaria al mundo rural, han desaparecido, o están a punto de hacerlo, bajo el ímpetu de la vida moderna y urbana. Y aunque el concepto alude a todas aquellas tareas encaminadas a conservar o recuperar los elementos intangibles del patrimonio histórico de una sociedad, que son precisamente los que mejor la definen e identifican; en un sentido más acotado el rescate etnográfico hace referencia a hacer “revivir”, a través de la escenificación, ciertas formas de cultura popular que constituyen auténticas señas de identidad de un pueblo.

Juan Antonio Jorge Peraza, Agente de Desarrollo Rural de profesión, es uno de los más destacados impulsores de las actividades de rescate etnográfico en Tenerife. Para este “dinamizador de proyectos locales”, como gusta definirse, el rescate etnográfico es mucho más que una manifestación más o menos festiva del acervo tradicional de nuestra sociedad.

“Su principal interés”, asegura, “reside en su potencial como instrumento de promoción de la autoestima de los habitantes de nuestro entorno rural”. Para Jorge Peraza, este tipo de actividades pone en valor los usos y costumbres domésticos de los vecinos, estimulando su propio sentimiento de orgullo por lo que los define culturalmente. Por ello, cree que es imprescindible la implicación de los vecinos del lugar, además del posible apoyo institucional, para que las actividades de rescate etnográfico tengan éxito y se sostengan en el tiempo.

Entre los habitantes y visitantes de Tenerife, el interés que despierta este tipo de manifestaciones es creciente, puesto que constituyen una forma de vincularse al territorio y reencontrarse con los elementos que constituyen las señas de identidad propias de la Isla.

El concepto de rescate etnográfico hace referencia a la recuperación, a través de la escenificación, de expresiones de la cultura popular.

(Entrevista publicada en Tenerife Rural, nº 3, 2008)