Voluntariado...

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Dicen que somos un pueblo tranquilo, laborioso y relativamente eficiente a la hora de gestionar nuestro patrimonio. Algunos añaden que nuestras reacciones son mayormente intimistas a la hora de analizar las problemáticas que nos atañen e incluso a la hora de valorar las actitudes de los que nos rodean.

Nos podríamos centrar en algunos protagonistas de nuestra historia aunque si bien no es bueno vivir de recuerdos, los olvidos tampoco nos gustan, será mejor que en otra ocasión abordemos este quehacer. Me refiero a trayectorias vitales, merecedoras del respeto y del derecho a la diferencia. Creo que siempre resulta interesante conocer lo que otros opinan de unos y de otros, sobre todo si actúan dentro de la neutralidad.

Ahora bien, hay un aspecto que me gustaría destacar. Las opiniones o comentarios que no gustan, eso me han dicho, y que no me gustan, los que afloran en medios y charlas cercanas, que apuntan a que tenemos una juventud en términos exclusivamente hedonistas e individualistas, frases y afirmaciones como, los jóvenes son ociosos, jamás serán como la juventud de antes, nuestra juventud se asienta demasiado en el bienestar, no hace caso, no tiene el menor respeto por los mayores, cosas así, y creo firmemente que no es cierto sino todo lo contrario que se trata de un colectivo comprometido y maduro, capaz de dirigir su propia vida y de liderar proyectos socioculturales por el bien de toda la sociedad.

Creo que tanto los jóvenes como los adultos tienen dos caras, los problemas de su percepción surgen cuando solo se muestra una de ellas, táctica, o modelo muy extendido, a la hora de hablar de ciertos sectores de la población.

Una materia poco asentada en la Sociedad es el Voluntariado, viene a cuento esta comentario porque es un modo de sacar del mercado esa forma de conducirnos. El voluntariado es una opción muy eficaz para aflorar valores de la gente y de la sociedad. Ahora bien, no veo a la Administración impulsando este quehacer de una manera radical, si la Administración creyera realmente en el voluntariado habría mucho más apoyo económico directo al asociacionismo y otras formulaciones.

La verdad es que no tengo la certeza si las administraciones quieren mejorar la vida de las y los jóvenes dado que si quisiera apostar por la juventud impulsaría el voluntariado juvenil en sus múltiples facetas (cultural, medio ambiental, de tiempo libre...), daría más herramientas que facilitaran la emancipación e incentivos como premiar la labor voluntaria, ejemplos clásicos son, descuentos en el transporte, en instalaciones deportivas... Un cierto apoyo estructural y económico es obligado. En la misma línea que con la Juventud se podría apuntalar la apuesta por el voluntariado de adultos. En su conjunto, existen ejemplos de buenas prácticas pero no son suficientes y a ambos, juventud y adultos, les favorece reconocerles más, mucho más, el valor social de su trabajo.

La sociedad puede obtener beneficios, valores sociales y otros, si la administración ofrece algo más de lo que está haciendo por el voluntariado, y nos referimos no sólo al apoyo económico sino a esas herramientas a los que nos hemos referido, el apoyo estructural necesario. Se trata de impulsar una economía más humana y solidaria apoyando principalmente a personas y proyectos de voluntariado. Todos tenemos la posibilidad de construir una sociedad más justa, los factores humano, de equipo y de solidaridad cogen fuerza en este quehacer. Nadie sería ajeno porque todas y cada una de nuestras acciones nos enlazan. Una apuesta por un desarrollo que requiere de los ciudadanos, responsabilidad social y medioambiental, de gente conocida y desconocida, de casa, del barrio, del colegio o del trabajo, de aquí y de allá, y de las administraciones, sensibilización y apoyo estructural y económico.