Consumo responsable: ético, ecológico y social

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De la mañana a la noche nuestras actividades implican un consumo de recursos naturales. Muchas veces, no tenemos en cuenta las repercusiones de nuestro abastecimiento de bienes y servicios en el medio ambiente.

El consumo responsable implica un consumo ético, ecológico y social. Se trata de elegir productos no sólo en base a su calidad y precio, sino también por su impacto ambiental y social, y por la conducta de las empresas que los elaboran.

Cuando hablamos de consumo responsable, es importante plantearse a la hora de elegir un producto las condiciones humanas y laborales en que se manufacturan los productos o el efecto de las plantas de producción al lugar donde se ubican.

El concepto de consumo responsable es muy amplio, y podemos sintetizarlo en el consumo ético, ecológico y social:

El consumo ético hace especial hincapié en la austeridad como valor, teniendo la capacidad para distinguir entre necesidades reales e impuestas y dándole más importancia a otras actividades que al propio hecho de consumir. Hablamos de cambiar los hábitos de consumo, y optar por un modelo de bienestar no basado en la posesión de bienes materiales. Reflejo del refrán “No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita”.

El consumo ecológico contiene las tres erres de reducir, reutilizar y reciclar. Cada ciudadano debe responsabilizarse en sus compras de bienes y servicios y contemplar en sus procesos de decisión aspectos relacionados con la protección del medio ambiente y de los derechos humanos.

El consumo social contribuye a la creación de empleo, garantiza condiciones de vida de calidad; para preservar el equilibrio de los ecosistemas y para mejorar el nivel de ingresos de los que participan de las redes solidarias combatiendo, de este modo, la exclusión social y el daño ambiental.

Algunos de los puntos a tener en cuenta en el consumo responsable son:

  • Considerar el impacto ambiental de los productos que compramos, valorando los procesos de producción, transporte, distribución, consumo y residuos que deja el producto.
  • Determinar la huella ecológica que determinados estilos de vida y consumismo producen.
  • Determinar empresas, productos y servicios, que respeten el medio ambiente y los derechos humanos.
  • Asegurar la calidad de lo comprado.
  • Pensar a qué tipo de comercio quieres favorecer. No olvidar que consumir productos locales, productos ecológicos o productos naturales y productos reutilizados y reciclados son, sin duda, las mejores opciones medioambientales y sociales.
  • Hacer un buen mantenimiento de las cosas y cuando acabe la vida útil de un producto, tener en cuenta las posibilidades de reciclaje de los materiales con los que está hecho.

Recuerda que realizar un consumo responsable únicamente implica realizar un cambio en nuestros hábitos de consumo que no conllevan comportamientos muy diferentes a los que ya tenemos, no producen inconvenientes considerables y no requieren esfuerzos específicos adicionales